Saga: Secuoya
Autora: Kristin Vanlierde
Año: 2011
Páginas: 290
Género: Distopía
Editorial: Edelvives
Sinopsis: Maarian Higs habita en Edén, una rígida sociedad situada bajo tierra. Se ha criado escuchando terribles historias sobre El Exterior, una vasta extensión de tierra muerta y contaminada donde no hay posibilidades de vida. Pero Maarian es testaruda: desea probar que su padre tenía razón y que El Exterior es habitable. Va a parar a un mundo desconocido que no se parece en nada a su Edén natal. Por suerte, da con Shuman, un viejo sabio que la ayuda a salir adelante. Y con Ginko, un joven guía que la conducirá por los laberintos de esa tierra arrasada. En su trepidante trayecto, Maarian descubrirá lo que sucede cuando dos mundos colisionan.
Puntuación: 7.5
Secuoya es el segundo libro que me leí en 2012, y, como tal, esta reseña será más corta de lo que suelo hacer (suelo hacer tesis, así que esta mini-reseña será como una reseña normal, o un poco menos).
Estamos ante un libro un tanto extraño. Y no porque la historia lo sea, que no deja de ser una distopía como otra cualquiera, bastante bien escrita. No, Secuoya es extraño porque parece totalmente la segunda parte de una trilogía, pero es una primera parte de una saga que, en nuestro caso, me temo quedará inconclusa. La historia empieza con la protagonista, Maarian, saliendo de la típica sociedad futurista aislada más distópica que el Capitolio en el año 1984, a un exterior que le afirmaban estaba yermo y devastado. Pero, ¡oh!, curiosamente todo lo que la sociedad de Edén decía sobre el mundo exterior era mentira, y así comienza a conocer a gente proveniente de ese otro mundo que le harán cambiar de opinión sobre la vida.
Pero este modo tan extraño de dejarnos a medias no es una treta de Vanlierde para reírse de nosotros. Secuoya utiliza la trama distópica, tan de moda en el público juvenil actual, como medio para transmitir otra serie de valores. Como cualquier autora de juvenil romántica usaría dicha trama narrar la historia entre la protagonista y el misterioso e irresistiblemente atractivo joven que la trae loca, Kristin Vanlierde la utiliza para hacernos ver que nuestro acertadísimo punto de vista puede ser un total desatino desde el punto de vista de otro. Secuoya habla de comprensión, de amistad entre culturas muy distintas y, lo que más escasea en esta sociedad, flexibilidad de ideas. Es una novela que habla en contra del racismo, de la homofobia (en Edén cualquier relación heterosexual está prohibida, dándonos a entender lo tremendamente ridículo que es pensar en ridiculizar cualquier tipo de sexualidad) y del clasismo. Pero, en lugar de ponernos a un alemán y a un judío, nos ponen a una ciudadana de Edén y a un grupo de ciudadanos del Exterior. Y lo hace verdaderamente bien.
Y, ¿por qué no se lleva más nota haciéndolo tan bien?, pues porque, sinceramente, el hilo conductor que nos plantea es tan realmente bueno que podría, sin perder de vista los valores que transmite, haberlo seguido un poco y haber hecho una novela de 400-500 páginas. Pese a que, por lo visto (me acabo de enterar, ya que esta escritora es casi un fantasma y no hay prácticamente nada sobre ella en internet ni en su idioma), hay una continuación, la historia se me hace corta para ser incluso una parte de una saga. Además, dudo muchísimo que continúe en nuestro país, ya que la repercusión de Secuoya ha sido bastante poca. Yo, personalmente, me quedo con las ganas.
Pero este modo tan extraño de dejarnos a medias no es una treta de Vanlierde para reírse de nosotros. Secuoya utiliza la trama distópica, tan de moda en el público juvenil actual, como medio para transmitir otra serie de valores. Como cualquier autora de juvenil romántica usaría dicha trama narrar la historia entre la protagonista y el misterioso e irresistiblemente atractivo joven que la trae loca, Kristin Vanlierde la utiliza para hacernos ver que nuestro acertadísimo punto de vista puede ser un total desatino desde el punto de vista de otro. Secuoya habla de comprensión, de amistad entre culturas muy distintas y, lo que más escasea en esta sociedad, flexibilidad de ideas. Es una novela que habla en contra del racismo, de la homofobia (en Edén cualquier relación heterosexual está prohibida, dándonos a entender lo tremendamente ridículo que es pensar en ridiculizar cualquier tipo de sexualidad) y del clasismo. Pero, en lugar de ponernos a un alemán y a un judío, nos ponen a una ciudadana de Edén y a un grupo de ciudadanos del Exterior. Y lo hace verdaderamente bien.
Y, ¿por qué no se lleva más nota haciéndolo tan bien?, pues porque, sinceramente, el hilo conductor que nos plantea es tan realmente bueno que podría, sin perder de vista los valores que transmite, haberlo seguido un poco y haber hecho una novela de 400-500 páginas. Pese a que, por lo visto (me acabo de enterar, ya que esta escritora es casi un fantasma y no hay prácticamente nada sobre ella en internet ni en su idioma), hay una continuación, la historia se me hace corta para ser incluso una parte de una saga. Además, dudo muchísimo que continúe en nuestro país, ya que la repercusión de Secuoya ha sido bastante poca. Yo, personalmente, me quedo con las ganas.
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