ALAS PARA UN CORAZÓN - DAVID ALMOND

Título: Alas Para un Corazón

Saga: Autoconclusivo

Autor: David Almond

Año: 2013 en España, 1998 el original

Páginas: 200

Editorial: Nube de Tinta

Precio: 14€

Sinopsis: Una época difícil para Michael; su familia se acaba de mudar y su hermana recién nacida tiene graves problemas cardíacos. Un día, en el sucio y destartalado garaje de su nueva casa, descubrirá un inquilino muy extraño. Un anciano harapiento llamado Skellig que se convertirá en un amigo muy especial. Michael y su nueva vecina, Mina, compartirán el secreto de la existencia de este misterioso ser que cambiará para siempre la vida del protagonista y de los suyos.

Puntuación

Empieza la reseña de un libro que, pese a las buenísimas críticas que tiene, para mí se resume en un término: "pequeña decepción".

El libro contaba con una sinopsis, un planteamiento inicial, que podría haberlo convertido en mi libro favorito. Además, pertenece a una editorial que ha sacado joyas como Bajo la Misma Estrella o Las Tres Caras de la Luna. Además, pocos son los blogueros que le han dado mala nota. Por ello, en cuanto salió se convirtió en una compra directa que, además, no tardé mucho en leer.

Buen planteamiento, mala ejecución

El libro se lee rápido, pero sus 200 páginas con mucho salto de capítulo y gran interlineado ayudan más que el modo de escribir del autor. El autor... el gran enemigo de esta obra. La historia podría haber sido preciosa. Es más, la historia ha sido preciosa. El problema es que, en mi opinión, Almond se la ha cargado con su modo de contarla.

Poco más puedo decir: la historia contaba con todos los elementos para ser genial. Una niña rara que se encariña con el protagonista y le enseña a ver el mundo con otros ojos, personajes misteriosos, una historia que, en un principio, no se sabe si es fantasía o realidad. Además, la historia es algo adulta, pero con un protagonista infantil, lo que puede dar mucho de sí si se hace bien. Almond nos prometía una novela en la que se viera el mundo con otros ojos, sí, pero se ha quedado en unas gafas mal graduadas.

Un autor que atenta contra su obra

Puede que se leyera rápido, sí, pero en gran parte se lee rápido para quitarse de encima la lectura y pasar a otra cosa, siendo lo suficientemente bueno como para no dejar el libro a medias. Afortunadamente, si la obra queda estropeada por el modo que tiene de ser contada, no es un estropicio tal como para que no pueda ser leída.

Si los protagonistas deberían dar ternura y empatía, a mí me resultaron meramente entretenidos. El aire fresco que podría aportar Mina se queda en una simple anécdota, el misterio de lo que podría ser el misterioso habitante del garaje se resuelve de un modo predecible en seguida... vamos, que pretendía ser un libro mágico y se quedó en muggle.

Una historia bonita

Aun así, la historia que se cuenta es preciosa. ¿Es ésto bueno? en parte no, porque a mí me resultó muy molesto que se desperdiciara una historia tan bonita. Pero oye, que ser, es una pasada, y hay momentos en los que el autor se crece un poco y llegan a ser emocionantes, alegres, divertidas... puede llegar a merecer la pena leer el libro (ojo, que digo puede llegar). Los protagonistas están bien logrados, con personalidades únicas, con situaciones bastante originales... en definitiva, que si tenéis la suerte de encontrarle la magia que yo no le he logrado encontrar, podría convertirse en vuestro libro de cabecera, quién sabe... desde luego si Nube de Tinta apostó por él, algo debe de tener que yo no le conseguí ver.

Conclusiones

En definitiva, ha sido un libro correcto, pero nada más. No puedo suspenderlo, porque me lo leí en un día y la sensación ha sido un poquito más buena que mala, pero vamos, que si empezase otra vez a dar medias estrellas o notas sobre diez, tendría más dos y media (o un 5/10) que tres. Aprobado raspado para un libro que sólo es recomendable para pasar un rato ameno, siempre que vayas con pocas expectativas y ya hayas leído todos los libros ideales para pasar un buen rato salvo éste. Vamos, que yo no lo recomiendo, y mira que yo soy blando...